A estas alturas del partido, y con semejante background de estilos explorados durante varias décadas, no es gran mérito artístico armar una banda que fusione diferentes lecturas de rock alternativo.
No es difícil pensar, y ejecutar, una propuesta donde la beta lúgubre de Joy Division, conviva junto al descarado rock industrial de los primeros Killing Joke y los pedales reverberantes de My Bloody Valentine. Técnicamente la idea suena tan predecible como una melodía de los Beatles en manos de Noel Gallagher, pero en el contexto actual del rock, no deja de ser una verdadera alternativa para oídos ya cansados de tanto mainstream.
Estos chicos no inventaron la pólvora, y no sacudirán la escena como sus influencias lo hicieron en los 80’s, pero logran conformar en Deathconsciousness un disco bien redondo, donde todo suena inspirado y sin rellenos.
Más líricos que los de Curtis, aunque conservando su impronta, más políticamente correctos que los Joke, y tan ostentosos como los Valentine, Have a Nice Life son un muestreo más de las posibilidades con las que cuentan las bandas hoy. Fusiones, fusiones y más fusiones … bienvenidos sean de todos modos, ya saben, cuando la sequía es grande, una gota es un océano.
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